Bramidos, berridos, chillidos, aullidos;
dolor que se esconde, se cela, se guarda,
dolor de una noche desierta y tan parda
que llora, que grita, que emite quejidos.
Los goces y sueños que yacen dormidos;
la presa que espera en el salto que aguarda,
la fiebre de amores, el beso que tarda
y el eco disperso de tiempos perdidos.
Pedazos, retazos, recortes barridos
de historias que están en perpetuo letargo
dejándome un dejo cargado de amargo
y un viejo retrato que yace en la hoguera
y un viejo recuerdo de antaña quimera
de abrazos que fueron a mi alma ceñidos